Ser padres de adolescentes

La gran mayoría de padres de adolescentes que llegan a mi consulta pidiendo ayuda, lo hacen desesperados y preguntándose qué le pasó a esos hijos amorosos, tiernos y que disfrutaban de su compañía y/o en que momento se los cambiaron por los «extraterrestres» callados, malhumorados y encerrados que tienen viviendo en casa.

Pues resulta que esos «extraterrestres» no son más que sus propios hijos en etapa adolescente, que como su nombre indica, es supuestamente la etapa que «duele» y por eso muchas veces le damos una connotación negativa o dramática cuando en realidad es simplemente una etapa llena de cambios normales en donde lo que hay que hacer es ayudarle a los chicos a afrontarlos con la mayor responsabilidad posible. Aqui es importante aclarar que cuando hablo de Respon – abilidad me refiero precisamente a la habilidad o habilidades que les tenemos que enseñar para que sepan responder ante los retos de sus vidas.

Empecemos por el hecho de que ya no son niños pero tampoco son adultos y al tiempo los padres los tratan a veces como niños ante lo cual se indignan o a veces como adultos ante lo cual se revelan lo que nos lleva a la evidente conclusión de que es la etapa del conflicto permanente. Este conflicto es malentendido por los padres y malinterpretado por los hijos puesto que se dificulta enormemente el primero escuchar y luego ser escuchado o el primero comprender y luego buscar ser comprendido. Esto viene por supuesto de que es la etapa donde quieren independizarse de la familia y pronunciarse en su individualidad, cosa que choca enormemente con los padres quienes vienen acostumbrados a tomar las decisiones de todos en casa y que es leída como rebeldía.

Un típico adolescente tiene las siguientes características:

  • Cuestiona las normas familiares.
  • Su grupo de referencia pasa de ser la familia a ser sus amigos.
  • Está conectado a redes sociales la mayor parte del tiempo.
  • Necesita y pide independencia todo el tiempo.
  • Prefiere pasar su tiempo con amigos que con su familia.
  • Busca cualquier excusa para salir de casa.
  • Muestra una actitud rebelde frente a la autoridad.

Casi todas estas características, normales para su edad, son muy mal recibidas por la mayoría de padres que en lugar de abrir espacios de comunicación, fomentar la relación sana con sus hijos, ser más flexibles en algunos puntos y educar en la confianza, entran en pánico pensando que se les «van a salir de las manos» y lo que hacen es aumentar las normas o ponerlas más estrictas, adoptar una actitud de vigilancia permanente, obligarlos a permanecer en familia todo el tiempo y en general, no permitirles que se expresen en esa individualidad que tanto necesitan, haciendo que la consecuencia sea mayor rebeldía y discusiones permanentes.

Por todo lo anterior y luego de años de experiencia trabajando con familias, he llegado a la conclusión de que si se puede disfrutar de la adolescencia de los hijos si seguimos pautas muy claras en su crianza, tales como:

  1. Enseñarles a comunicarse: Suena simple pero no lo es. Implica tener la capacidad de escuchar asertivamente y no simplemente oir. Escuchar es comprender lo que el otro dice así no estemos de acuerdo y valorar lo que dice sin criticarlo ni menospreciarlo. Una comuniación abierta, serena, fruto del amor, paciente y respetuosa va a asegurar una relación de confianza que es clave en esta etapa puesto que se están enfrentando a una gran cantidad de emociones y experiencias nuevas que muchas veces no comprenden y el apoyo adulto es muy importante.
  2. Darles Confianza: Sé que da miedo empezar a confiar en su buen juicio cuando no están con los padres, pero los adolescentes necesitan comprobarse a sí mismos que son capaces de asumir retos o tareas más acordes con su edad. Empezar con tareas simples como pagar las facturas de casa (y que no se gaste el dinero), salir en el carro al obtener la licencia de conducción, hacer la compra, salir con sus amigos, etc. son retos pequeños que irán marcando su capacidad de respetar los acuerdos de casa. Enseñarles que la confianza se gana y se sostiene es clave puesto que sus relaciones sociales, sentimentales y laborales van a estar basadas en este modelo y deben aprenderlo cuanto antes.
  3. Permitir que cometan errores: Este punto viene de la mano con el anterior. Obviamente por el hecho de que los padres también fueron adolescentes, hay situaciones que es casi seguro que sepan como van a terminar; sin embargo en la medida de lo posible es importante dejar que sean ellos los que experimenten y aprendan directamente pues de eso se trata esta etapa. Quererlos proteger no puede llevarse al extremo de no permitirles su libertad.
  4. Darles lo que necesitan y se merecen, no lo que quieren: Generalmente cuando los padres tienen medios económicos suficientes, suelen darles gusto a sus hijos de manera exagerada y con cosas que realmente no necesitan, simplemente porque están de moda y para que no sean los únicos en no tenerlas; sin embargo, un adolescente que viene acostumbrado a tener la última tecnología además de todas las comodidades posibles, seguramente será desagradecido y no podrá resolver las dificultades más simples de la vida sin necesitar ayuda. Dentro de esto que necesitan está obviamente el tiempo de calidad donde encontrar espacios y actividades en común es clave, regular sus horas de sueño y descanso controlando el uso de tecnología, alimentación balanceada, cuidado del cuerpo y de la mente, etc. Evaluar constantemente que necesitan y hasta que punto se merecen lo que piden es una tarea de los padres que debe ser tomada muy en serio.
  5. Normas y límites: Es fundamental que comprendamos que las normas son reglas que se establecen para convivir en armonía, por esto deben ser pautadas por todos los miembros de la familia y más si hablamos de adolescentes. Obviamente en este ejercicio los padres son quienes ayudan a orientarlos, a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, lo que es peligroso o inapropiado, etc. pero es clave que sean justas, claras, precisas y con consecuencias lógicas para su aprendizaje. Poner límites es necesario para que se sientan seguros y protegidos, para demostrarles que tener criterio es fundamental, que el NO existe en la vida y por lo tanto la frustración hay que saberla manejar y que los valores no son negociables.

Finalmente creo que el mejor consejo que le doy a los padres es que recuerden que ellos también fueron adolescentes y tuvieron necesidades, experiencias y búsquedas que les permitieron llegar donde están y por eso reconocer qué les ayudó a hacerlo es parte de la gran sabiduría que cada uno tiene para criar a sus hijos que aunque parezcan extraños, siguen siendo aquellos con los que disfrutaron la infancia y serán con quienes seguirán disfrutando la vida.

AGR.

2 Comments

  1. Gracias Andre, buenísimo el artículo . Sobre las pautas que hablas la más difícil me parece enseñarles a comunicarse, están en una etapa que poco cuentan sus vivencias y es definitivo ser asertivos con el tema.Seguimos en proceso con paciencia,tolerancia y amor. Un fuerte abrazo .

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    1. Clau no solo enseñarles con palabras sino con el ejemplo. Cuando como padres perdemos la paciencia y la rabia nos gana, decimos cosas hirientes a su autoestima que creemos válidas para que «reaccionen o cambien» pero no nos damos cuenta que esto tiene el efecto contrario, sobretodo porque muchas veces lo hacemos por miedos propios o creencias propias. Un abrazo.

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